En pleno Parque Natural Sierra de Grazalema, encontramos el pueblo que lleva su nombre y que ha sido nombrado como uno de Los Pueblos más Bonitos de España. Tiene un entorno único, rodeado de naturaleza gracias al microclima especial que posee y que hace de este pueblo la zona con mayor índice pluviométrico de España.
Sus orígenes se remontan a la época romana, en Lacíbula, antigua ciudad que se situaba cerca de la frontera actual con Ronda. Tras los romanos, llegan los bereberes y los musulmanes, la villa es llamada en esa época Ben Zulema y más adelante Gran Zulema. Comienza la Reconquista y es Rodrigo Ponce de León el que la lleva a cabo, y a cambio, los Reyes Católicos le conceden Las Siete Villas, dentro de las cuales estaba la llamada ya como Zagrazalema.
Tiene su gran momento de esplendor entre los s. XVII y XIX gracias a la industria textil, concretamente la fabricación de mantas y paños, siendo una de las más importantes de España. Pero la Revolución industrial frenó este auge y hoy en día de esta industria solo nos queda la Fábrica de Mantas, que funciona también como museo y que resulta una interesante visita. Las gentes viven de la ganadería y agricultura, así como del turismo.
Toda esta historia ha dejado un legado de tradiciones y festejos, entre los que se incluye la recreación de la vida de José María el Tempranillo, representación clara del bandolerismo que había allá en el s. XIX por estas sierras.
Hemos de mencionar su patrimonio cultural, que te permite pasear por toda su historia, desde el Dolmen de la Giganta (cerca del monte Higuerón), pasando por el yacimiento romano de Lacílbula, la calzada mediaval, sus iglesias (Parroquia de la Encarnación, Iglesia de San Juan, Iglesia de Ntra, Sra. De la Aurora); terminado en la Fábrica Artesanal de Mantas.
A este patrimonio cultural, hay que sumarle su patrimonio natural, el cual se puede disfrutar simplemente paseando entre sus miradores, así como su maravillosa gastronomía.
Ven a Grazalema y disfruta de sus calles empedradas con casas blancas, de sus rincones llenos de luz, de sus miradores, su naturaleza y sus platos típicos.