Este edificio fue construido en un tiempo en el que Ubrique sufría una situación precaria de pobreza, hambre y epidemias, sin condiciones higiénico-sanitarias. En esta situación Pedro Romero Montero consiguió la financiación para construir un pequeño hospital, adquiriendo unas casas en la antigua Plaza Perdón donde construyó la Ermita de San Pedro y la donó para su utilización como lugar de primera asistencia sanitaria, incluso sufragó los gastos de medicinas y personal.
Posteriormente sirvió para culto, hasta que pasó a propiedad municipal, siendo, a finales del s. XIX, escuela pública. En 2008 se restauró el edificio y desde entonces es Salón de Plenos del Ayuntamiento de Ubrique, y se presta su uso para diferentes eventos: presentaciones, conferencias, bodas, etc.